Es frecuente que al inicio de un matrimonio se encuentren diferencias en los caracteres de los recién casados pero que no los mencionen y que una vez pasada la luna de miel comiencen a manifestar lo que no les agrada de su pareja y entonces se realicen algunos comentarios inadecuados.
Estos comentarios por lo general se relacionan por ejemplo con la manera de preparar los alimentos de parte de la mamá del marido, o por algunas conductas que le parecen correctas a la esposa que sucede en el seno familiar de donde procede, etc. Si esto se vuelve consuetudinario puede llevar a serios disgustos entre la pareja.
Los conflictos comienzan cuando se culpan mutuamente de los fallos y los errores en su convivencia como cónyuges, que a veces son insignificantes pero no se detienen a pensar que se puede hacer para solucionarlos.
La dinámica de "jugar a enfadarse" hace mucho daño a las parejas estableciendo un clima de molestia, llevando a agresiones verbales entre ellos, a veces el tono de voz empleado por la pareja hace ver que se encuentran a disgusto, suben el volumen de la voz y esto hace que su pareja se moleste por pensar que se encuentran enfadados y que le están reclamando algo.
El hecho de culpar a nuestra pareja por algo que pensamos que ha realizado mal muchas de las veces tiene que ver con los ajustes propios del matrimonio, pero esto no debe hacerse de manera permanente, pero además antes de criticar o molestarnos por su conducta debemos dialogar y de esa forma es probable que entendamos porqué lo hizo y entonces llegaremos a un acuerdo muto sin tener que molestarnos.
